martes, 23 de febrero de 2010

el principito

La historia inicia con los recuerdos del Aviador, personaje desde cuyo punto de vista se narra la acción. Se trata de un personaje que desde niño ha sentido que no encaja con el mundo formal y pragmático que han creado los adultos. Sus puntos de vista son distintos: donde el veía un elefante dentro de una serpiente, los demás veían un sombrero.


Ya de adulto, el Aviador prefiere dar largos vuelos en avión antes que la compañía de sus contemporáneos. Durante uno de estos vuelos, su avión sufre un desperfecto y se ve obligado a descender en el desierto del Sahara, en el cual se encuentra con el Principito.



El Principito es un niño que aparenta ocho años de edad, rubio y vestido con ropas propias de su rango. En cuanto traba amistad con el Aviador, le pide que le pinte un cordero. Dudando de sus cualidades como dibujante, el Aviador dibuja el elefante dentro de la serpiente de su niñez, el cual es reconocido por el Principito, quien insiste en que le haga el dibujo de un cordero. Tras algunos vanos intentos, el Aviador dibuja una caja con agujeros, indicándole al Principito que el cordero se encuentra dentro. El Principito aprueba el dibujo y se queda con él.




Durante el tiempo que tarda el Aviador en reparar su avión, recibe las visitas del Principito, quien le revela que proviene de otro planeta, al que describe como muy pequeño



El planeta del Principito es identificado por el Aviador como el asteroide B 612. Precisa que este dato está dirigido a las personas mayores, quienes entienden las cosas a partir de las cifras. Con la mención al número del asteroide, el Aviador considera que cumple con demostrar la verdad de su existencia.



El Principito le cuenta al Aviador que en su planeta crecen unos baobabs, árbol que en la Tierra alcanza proporciones descomunales, pero que en el planeta del Principito no son sino meros arbustos. El Principito revela así para qué necesita al cordero: para que se coma las hojas de los baobabs y estos no acaben con su planeta.




El Aviador recuerda otros aspectos de la personalidad del Principito, entre ellos, su soledad, su melancolía y su gusto por ver puestas de sol, sobre todo cuando se siente triste.




El Principito manifiesta su preocupación respecto a lo que comen los corderos. Sobre todo, desea saber si además de arbustos, pueden comer flores. El Aviador responde con fastidio ante estas preguntas, dado que se encuentra ocupado en la tarea de reparar su avión. El Principito entonces le recrimina por ser como las personas mayores, y por su carencia de interés en el destino de las flores y su relación con los corderos. La ira del Principito culmina en llanto.





El Principito le revela al Aviador que a en su planeta existía una flor muy especial, muy hermosa pero a la vez vanidosa y orgullosa. La flor despierta el ingenuo amor del Principito, pero al mismo tiempo, lo confunde. El amor del Principito hacia la flor se llena de dudas.





El Principito decide dejar su planeta, y decide aprovechar el vuelo de una bandada de pájaros para dejar su mundo. Antes de irse, limpia los volcanes, poda los baobabs y se despide de la flor, la cual le dice que lo ama y le pide disculpas por no haberse hecho entender, al tiempo que le recrimina al Principito haber sido tan tonto como ella. La flor apura al Principito para que parta sin que la vea llorar.



El Principito inicia un periplo por otros asteroides. El primero que visita está habitado por un rey, quien aparenta ostentar un gran poder pero que al mismo tiempo evidencia carecer de súbditos para ejercerlo. Le pide al Principito que se quede con él, pero el Principito decide continuar su viaje.



El segundo planeta que visita el Principito estaba habitado por un vanidoso, cuyo único deseo es que lo aclamen y lo admiren. El Principito, antes de dejarlo, le pregunta para qué le sirve que lo admiren, sin obtener respuesta.



El siguiente planeta visitado por el Principito estaba habitado por un bebedor, un ebrio que bebe para olvidar que tiene vergüenza de beber, lo cual deja al Principito perplejo.



El Principito visita luego un planeta habitado por un hombre de negocios, quien trafica con las estrellas: las cuenta, las registra, en fin, las posee. El Principito le increpa que eso no es de ninguna utilidad para las estrellas, dejando al hombre de negocios desconcertado.



El siguiente planeta estaba habitado por un farolero y su farol, el cual encendía y apagaba velozmente, puesto que su planeta giraba con mucha rapidez. El Principito lo deja con cierto pesar, pues le simpatiza este hombre que cumple su deber sin cuestionarlo, y al mismo tiempo, lamenta perderse las sucesivas puestas de sol que se producían en aquel mundo.



El sexto planeta estaba habitado por un geógrafo, rodeado de mapas y libros. Confunde al Principito con un explorador, y le pide noticias y detalles de su mundo. Al hablarle de la flor, el geógrafo le informa que las flores son efímeras, es decir, están destinadas a desaparecer, lo cual despierta mordimientos en el Principito, por haberla dejado sola.



El Principito llega por fin a la Tierra, planeta del cual se destacan su gran cantidad de habitantes y el actuar sincronizado de los faroleros de todo el mundo, ocupados en encender y apagar los faroles de todos los continentes.



Se hacen algunas precisiones sobre la cantidad de habitantes de la Tierra, que en realidad pueden caber todos en una isla. El Principito se pregunta por la gente, dado que ha caído en África, donde se encuentra con una serpiente que habla en enigmas, aclarándole al Principito que a pesar de su apariencia, es más poderosa que el dedo de un rey y que puede ayudarlo a volver a su planeta.



El Principito encuentra una flor solitaria, a la que pregunta por los hombres. La flor, en toda su vida, no ha visto más que seis o siete, y considera que los hombres viven molestos por no tener raíces.



El Principito escala una gran montaña, y descubre el eco, que lo lleva a reflexionar acerca de la falta de originalidad de los hombres.




El Principito llega al fin a un camino, junto a un jardín lleno de rosas. Descubre entonces que la flor que dejó en su planeta no era una flor única, sino una más de las tantas rosas que existen. Esto lo entristece mucho.




Al fin, conoce a un zorro, quien también está en búsqueda de un amigo, un ser al cual “domesticar”, es decir, alguien con quien formar un vínculo de amistad. Ambos llegan a ser amigos, y en este proceso, el Principito descubrirá lo que realmente hacía especial a su flor. El zorro y el Principito se separan, luego de que el zorro le revela su secreto: sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.




Siguiendo su camino, el Principito se encuentra con un guardavía, quien le explica su trabajo, consistente en agrupar pasajeros y embarcarlos en trenes. El guardavía ignora los motivos que llevan a la gente a movilizarse de un lugar a otro tan rápidamente.



El Principito conoce a un comerciante, un vendedor de píldoras que evitan la sed. Esto proporciona tiempo extra que, desde el punto de vista del Principito, bien podría emplearse en dirigirse a una fuente para beber.



El Aviador, quien no ha podido reparar su avión, dice al Principito que si no consiguen agua, morirán de sed. El Principito replica que es bueno haber tenido un amigo, aún si se va a morir. Ambos empiezan a buscar un pozo. El Principito se queda dormido

con rojo

patrón de contraste



con morado

patrón de adición

con naranjado
 patron de aclaracion

 con verde

patron de causa efecto

con este color

patron de listado


¿Qué que hago las poseo? que si ya conozco un rey que las reina dijo el Principito el negociante le contesto los reyes reinan es muy diferente
¿Para que te sirven las estrellas?
Me sirven para ser rico Para que quieres ser rico pregunto el principito el negociante le dijo para comprar otras estrellas que alguien descubra
El principito le dijo yo poseo una flor que riego todos los días soy útil para ella pero tu no eres útil para las estrellas el hombre de negocios no supo que decir y el principito se fue

En el quinto planeta era el mas pequeño encontró un farol y un farolero al menos no era una ocupación no era una ocupación absurda como la del rey y la del borracho ni la del vanidoso era
una ocupación útil por que era bonita dejo el Principito
Tengo un oficio muy terrible dijo el farolero al principito antes era razonable apagaba por la mañana y encendía el farol por la noche me quedaba el día para descansar y la noche para dormir el planeta giraba mas rápido tenia que prender el farol por minutos el principito le dijo esto si tiene gracia para ti los días duran un minuto el farolero le dijo no tiene gracia ya llevamos un mes ablando el principito se encariño y le quiso ayudar le dijo tengo una manera para que descanses cuando quieras el farolero le dijo siempre me apetece tu planeta es tan pequeño que de tres saltos le puedes dar la vuelta ponte siempre al sol y camina despacio y el día durara todo lo que quieras el farolero le dijo es mala suerte por que a mi solo me gusta dormir este personaje le cayó bien al principito por que no se preocupaba de si mismo y no le agradaría a los demás habitantes de los planetas que había visitado este seria el único amigo del principito si no fuera por su planeta que es muy pequeño para dos